Ruta paralela toda ella a la carretera, el tiempo nos respeta, y sólo el viento, en tímidas ráfagas, nos dificulta el avance.
Pasamos por la pasarela anexa al puente de Villarente, desde donde podemos contemplar en toda su plenitud, la belleza del mismo.
Últimos kilómetros, pero como siempre que nos aproximamos a una capital, p parecen eternos, sobre todo los últimos seis.
Cruzamos el río Torio, por su puente de piedra del siglo XVIII, de aquí directos a un muy buen albergue y a nuestra ducha reparadora, colada y prestos para comer algo y visitar todo su patrimonio.
Visita a su grandiosa Catedral, con nuestro audioguia, que nos relata toda su historia y peculiaridades (por cierto la primera vez que oigo un audio en japonés).Vidrieras espectaculares, ventanales en ojivas,y un gra tesoro artístico en todo su universal conjunto. Yo me acordaba mucho de "Los Pilares de la Tierra", por la grandez de su obra y de como el relato se me aparecía junto a cada nervadura o sus piedras y vidrieras.
Después, visita al parador, Casa Botines y ruta por lo "Húmedo", el barrio típico de tapas y vinos. Muy buena zona y muy baratita, que a nosotros peregrinos nos viene muy bien, aunque a las 10 en el Albergue y foto a la Colegiata, que para eso la tenemos al lado.
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